Acoso sexual universitario

Leo el post de DETP sobre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Contaré otra historia de mis épocas de estudiante.

El catedrático las miraba a todas, pero por clase elegía a una. A la elegida se la jalaba a propósito. Cuando ella iba a reclamar por su nota el catedrático le replicaba "¿Qué le parece si lo discutimos en mi apartamento?". El caso del cual tengo noticia fue un jalado. A la víctima no se le ocurrió decir nada a nadie. ¿Y si no le creen? ¿Y si al final es ella la perjudicada? El movimiento estudiantil tampoco estaba para esas cosas. Podrían ser rumores. Años después los y las colegas del catedrático, por supuesto más que enterados de sus andadas sólo comentarían con una sonrisa "Sí, pues. Tú sabes cómo es él". Las autoridades universitarias supuestamente no sabían nada. Las autoridades departamentales, tampoco. Un Juanito Alimaña que todos lo comentan, pero nadie lo delata.

El catedrático tenía una predilección especial por las rubias y si eran extranjeras, mejor. De hecho, si eran extranjeras ya no era tan selectivo, se decía. Le entraba a todas. ¿Quién se iba a meter con este héroe académico, aquel que polemizó con uno de los mejores intelectuales peruanos y casi le ganó la partida? ¿Quién iba a chocar con él? Sí, en su departamento decían que nadie le hacía caso, que estaba ahí de florero, que no tenía poder. La realidad es que seguía chantajeando sexualmente a sus alumnas. Impunemente.

El epílogo de esta persona fue que cuando estuvo de profesor visitante en los Estados Unidos, posiblemente alentado por la impunidada local, no tuvo mejor idea que seguir haciendo lo mismo por allá. Le cayó la primera carta de advertencia de las autoridades de la prestigiosa universidad de la costa pacífica. Nada. Le cayó la segunda. Los profesores no pueden meterse con las alumnas/os. Adjunto, las reglas sobre acoso sexual en el campus. Naranjas. Finalmente, al catedrático le hicieron juicio por acoso sexual y finalmente fue despedido. Ya mucho roche.

Las noticias no tardaron en llegar a Lima y recién entonces hubo la reacción. ¿Cómo queda una institución que recibe a alguien así una vez revelado cómo actúa? Una institución que busca financiamiento del exterior, y las financieras son muy concientes del tema de igualdad de género, tanto en proyectos como en personas, no puede exponerse a un desprestigio tal. Piola cuando no había roche en los Estados Unidos, pero ya no. Al catedrático le hicieron el cierre en el instituto donde trabajaba además de su universidad-centro de operaciones. Ahí se le acabó la lisura.

En suma, la acción contra el catedrático no vino de dentro del país, de las víctimas, ni de quienes tuvieron el problema aquisito nomás y pudieron hacer algo y no lo hicieron, prefiriendo la connivencia y hasta la celebración cómplice. Vino de fuera, del extranjero, como rebote de una acción legal ejercida en una institución que no tiene miramientos con este tipo de chantaje, una forma de violencia contra la mujer. Esta es mi reflexión en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.